¡¡Qué alegría sentí cuando ví la cara de emoción de mi sobrina Elena al destapar el amigurumi que le había hecho!! La verdad es que todo mi esfuerzo se vió recompensado en ese mismo instante.
Este amigurumi es de mis comienzos en los muñecos tejidos y nadie en mi familia esperaba recibir uno como regalo cuando llegaba su cumpleaños. Ahora la situación ha cambiado y las peticiones se van poniendo a la cola...
Como anécdota de este trabajo y teniendo en cuenta que para nada soy seguidora de Harry Potter, no puedo dejar de contar que cuando ya lo tenía terminado y envuelto vino a mi consulta un niño que estaba leyendo los libros de Harry Potter y yo para saber si al hacer el muñeco había caracterizado bien al mismo, le pregunté si las gafas negras de pasta es lo que lo hace único. El niño sin dudarlo me dijo: "bueeenoooo... yo diría que sí pero sobre todo la cicatriz de la frente". ¿Cómo? Pregunté yo, de eso no me había dado ni cuenta... Total que el niño me explicó cómo Harry Potter se había hecho la cicatriz y mientras él hablaba yo sólo pensaba en mi Harry ya envuelto, dentro de una bolsa, en el maletero de mi coche, y a punto de entregárselo a mi sobrina. Un sudor frío corría por mi cuerpo a la vez que intentaba pensar cómo lo iba a arreglar antes de dárselo. Insistí al niño si tan importante era la cicatriz de Harry Potter y me miraba como diciendo que no le había prestado atención a la explicación, así que comprendí que no tenía más remedio que apañarlo en el coche antes de regalárselo.
Bueno, al final todo salió bien pues tuve la suerte esa mañana de haber coincidido con ese niño que también le gustaba Harry Potter para que me lo contara. Desde entonces, cada vez que veo a Harry Potter sólo veo una cicatriz andante ;-)
Para este amigurumi usé lana en lugar de algodón, aunque con esto último me gusta más como quedan.
La lechuza no podía faltar...
Y así quedaron...
Espero que os guste.
